domingo, 17 de mayo de 2009

LA HISTORIA DE LA PRENSA

NUEVAS

TECNOLOGIAS

INTRODUCCIÓN

HISTORIA DE LA PRENSA


La escritura se inventa en Mesopotamia aunque, en una primera fase, es ideográfica. Los primeros documentos escritos son anteriores al 3000 a.C. y, aunque se conoce escritura protoalfabética en torno a los años 1000 o 1300 a.C., habrá que esperar al 800 a.C. para que los griegos separen las vocales de las consonantes y establezcan las bases del alfabeto que utilizas hoy.Con el alfabeto el hombre aprende a plasmar su creatividad por escrito y se empiezan a escribir los primeros grandes relatos de la historia, muchos de ellos considerados como los antecedentes del reporterismo actual (La Iliada, Homero, siglo IX a. C.) Con los grandes relatos se produce entre los griegos el auge del libro copiado (siglo V a. C.), que era un papiro enrollado. Ptolomeo, logró reunir la que se dice "la mayor biblioteca del mundo", que fue la gran biblioteca de Alejandría. Desde el siglo III a. C. en Roma comienzan a imitarse las obras griegas. El tráfico de libros y escritos pasa a obtener tal desarrollo que es en esta época cuando surgen los primeros libreros, se hacen lecturas públicas y se anuncian publicaciones en los pórticos del Foro. Fue una forma de divulgación muy aprovechada para la implantación del cristianismo por todo el imperio romano. Posteriormente, las invasiones bárbaras romperán esta estructura de comunicación y la harán cambiar de manos con la invasión de Egipto por los árabes en el 639 d. C. El uso del papiro y del pergamino pasa a ser casi un monopolio del mundo árabe, de tal forma que el sistema comunicacional de Occidente tuvo que vincularse a la jerarquía cristiana. Cualquier documento escrito quedó reservado al ámbito de los monasterios. Llegada la Edad Media empieza a florecer el comercio, con él los juglares y los trovadores, y con las rutas de la seda se introduce el papel en Europa a través de España, más o menos en el siglo X (en el Monasterio de Silos se conserva el Misal Toledano que es de papel) Durante los siguientes siglos seguirán proliferando los documentos escritos gracias a las universidades, y en el S. XIV la transmisión de noticias dio otro gran salto, también de la mano de España, con el dominio de las rutas marítimas. El descubrimiento de América (1492) generó una gran necesidad de conocimiento: se recuperó la tradición china de imprimir libros con tablas de madera entintadas, se revitalizó el sistema de correo que habían creado los romanos, con lo que se impone el género epistolar no sólo para comunicar, sino también para la divulgación científica, y comenzaron a circular las hojas volantes. En este ambiente surgió la figura del copista, un oficio determinante para la historia de la prensa. Ya en el Renacimiento se manejaban cuatro tipos de documentos: las crónicas, narraciones históricas propagandísticas e institucionales muy parecidas a las Actas diurna; las cartas-diario, que realizaban las casas comerciales para comunicar cualquier asunto relacionado con los negocios y terminaron dando información política y militar; los almanaques, muy populares, incluían predicciones astrales, avances del tiempo, consejos... fueron un gran vehículo culturizador de las amplias capas analfabetas de la población; los avvisi, que surgieron en los focos comerciales italianos y que se extendieron por toda Europa con diferentes nombres. Eran unos folios plegados con noticias relacionadas con el tráfico de mercancías, precios y sucesos curiosos. Salían una vez por semana y su precio era una moneda conocida como gazzetta, que al final terminó dándole el nombre. Las gacetas son el mejor ejemplo del "noticierismo manuscrito". Se vendían en las plazas y a través del correo regular. Llegó un momento en el que los copistas no eran capaces de satisfacer la demanda y como el papel ya se había instalado en Europa se investigaba continuamente en sistemas de impresión rápidos. Johann Gensfleich zum Gutenberg fue uno de esos investigadores. Alrededor de 1434 residía en Estrasburgo y trabajaba en su invento perfeccionándolo hasta terminar, en 1456, una Biblia de cuarenta y dos líneas (también llamada la Biblia de Gutenberg) con una imprenta de tipos móviles tan perfeccionada que no se modificó hasta el siglo XVIII.
Con el florecimiento de las ciudades en el s. XVI, las noticias de los descubrimientos y los viajes se amplía la visión del mundo que se tenía hasta ese momento y se produce una demanda de información desconocida hasta entonces que sólo podía cubrir el nuevo sistema de impresión rápida inventado por Gutenberg en 1450: la imprenta. En los años siguientes, el nuevo sistema se extendió rápidamente por toda Europa porque permitía reproducir de forma sencilla los libros que antes eran manuscritos (entre 1450 y 1500 se imprimieron más de 6.000 obras diferentes), así es que del noticierismo manuscrito de los orígenes, se pasó paulatinamente al noticierismo impreso. Al principio, se hacen publicaciones ocasionales (fueron muy famosas las "hojas volanderas" alemanas conocidas como Newe Zeitung) de cuatro a ocho páginas plegadas, sin cabecera ni anuncios, que se ocupaban cada vez de un único tema. Los más comunes eran las guerras contra los turcos, los viajes, los descubrimientos, la rebelión de Lutero, la división religiosa en Europa, etc. Se vendían en las imprentas, en las librerías o en puestos ambulantes. A lo largo de todo el siglo XVI los "ocasionales" van dando lugar a impresos periódicos que comienzan a ser regulares en el s. XVII que es cuando se considera el comienzo de la historia del periodismo en su sentido estricto, aunque ya se encuentran publicaciones periódicas antes: a parte de los almanaques o los Price currents ingleses que ofrecían información comercial, estaban los anuales y semestrales que resumían las principales noticias del año como los Messrelationen que se vendían en la feria de Frankfurt.Las hojas informativas tenían gran aceptación por parte del público, lo que las convertía en un medio influyente y, por esta razón, los gobernantes comenzaron a prohibir su distribución y a crear publicaciones oficiales para evitar las críticas a sus gobiernos. Así, llegó el nacimiento y la estabilización de las primeras gacetas semanales en el s. XVII. Las pioneras se encuentran en Alemania y los Países Bajos. En 1609 en Estrasburgo salía un semanal con el nombre genérico de Relation y en Wolfenbütel (Alemania) otro con el de Aviso Relation oder Zeitung. Pero la más importante fue la Gazette, fundada en París en 1631 por Théophraste Renaudot, considerado el primer periodista de la historia.La Gazette era un semanal, de pequeño formato y con cuatro páginas de noticias breves y sin opinión, próximo al poder y que se vendía principalmente mediante suscripción. París también es cuna de los primeros periódicos literarios y científicos, como Le Journal des Savants (1665), y de la prensa de sociedad (Mercure Galant, 1672). Hasta el s. XVIII no se publicó el primer diario francés, se le llamó Le Journal de París (1777) y salió sólo con cuatro páginas.En Italia, la imprenta tuvo una implantación algo más tardía. Las primeras gacetas semanales italianas surgen en Florencia y Génova, sobre los años 1636 y 1639, aunque aún persisten La Gazzetta di Mantova (1664) y Gazzetta di Parma (1734) como diarios de información general.

BREVE HISTORIA DE LA PRENSA EN ESPAÑA

Como en el resto de los países europeos, los inicios de la prensa en España están en el noticierismo manuscrito (epígrafe 1.1.) y relaciones que aparecen en distintas ciudades con la imprenta (epígrafe 1.1.) y que hablaban sobre la Reconquista, el descubrimiento de América, actos religiosos y profanos, etc. En 1697, la Gazeta de Madrid se convierte en el primer periódico semanal español. Tenía dos secciones: una internacional y otra con información nacional que incluía noticias de la Corte, el Rey, los nombramientos, etc. Muchas ciudades españolas editarían sus propias gacetas a imitación de la madrileña: Sevilla, Zaragoza, Valencia, etc.A lo largo del siglo XVIII aparecen distintas publicaciones periódicas, algunas de carácter erudito o cultural, con contenidos enciclopédicos como el Diario de los literatos de España. Otras de carácter satírico, orígenes de lo que sería el periodismo crítico, cuyo mejor ejemplo es El Duende Crítico que se atrevió a cuestionar la política de la Corona Española hasta que desapareció al ser arrestado su redactor. El 1 de febrero de 1758 apareció el primer periódico diario de nuestra historia, el Diario de Madrid. España fue uno de los primeros países europeos en disponer de un diario gracias al que se considera el primer periodista profesional español: Mariano Nipho.A finales del siglo XVIII se editan periódicos en los que comienzan a introducirse en España las ideas ilustradas que habían aparecido en Francia. Destacan El Pensador y El Censor. Muchos de ellos sufrirían la represión de los tribunales de la temida Inquisición a causa de sus críticas a la Iglesia o la Corona, y se llegarán a prohibir todas las publicaciones periódicas con excepción de la Gaceta de Madrid y el Diario de Madrid.En cuanto a otras ciudades, las más activas fueron las del este y el sur de la península. Se comenzaron a editar el Diario de Barcelona (1792), el Diario histórico y político de Sevilla (1792), el Diario de Zaragoza, el Diario Pinciano de Valladolid y hasta dieciséis cabeceras distintas que se publicaban en Cádiz.Con la invasión napoleónica (1808) y la consiguiente Guerra de la Independencia, la prensa española vivirá uno de sus periodos de mayor esplendor. Las Cortes de Cádiz establecen la libertad de imprenta eliminando cualquier censura previa, algo que confirmaría la Constitución de Cádiz de 1812. Supondría el nacimiento de la prensa política y aparecerían periódicos liberales como el Semanario Patriótico o El Robespierre Español, y serviles: El Censor general o El Sol de Cádiz. A partir de ese momento, la historia de nuestro periodismo del siglo XIX e incluso de gran parte del siglo XX hasta la Guerra Civil estaría marcada por la prensa política o por lo que también se conoce como "periódicos de partido". Periódicos que buscaban la difusión de unas ideas políticas determinadas, generalmente de corta vida y escasa difusión por la escasez de recursos económicos. Con el regreso de Fernando VII se perseguirá todo lo relacionado con el liberalismo y estos periódicos serán prohibidos
El pronunciamiento de Riego (1820) impondrá al Rey el respeto a la libertad de imprenta por lo que renacerá la prensa liberal. En los periódicos se identifican las distintas corrientes internas del liberalismo español: los exaltados (El Conservador, El Espectador, El Eco de Padilla), los moderados (El Universal, El Imparcial) e incluso los "josefinos" o afrancesados. También algunos periódicos liberales satíricos como El Zurriago.. Pero, gracias a los "Cien mil hijos de San Luis", el Rey recupera su poder absolutista y vuelve a eliminar todos los periódicos liberales aplicando una dura censura. En ese tiempo surge la prensa ultraabsolutista: El Diario Realista, El defensor del Rey, etc.Según se acerca el fin del reinado de Fernando VII la censura se va suavizando tímidamente. Es entonces cuando aparece una figura enorme de nuestro periodismo: Mariano José de Larra.La actividad periodística de Larra se desarrolla entre 1828 y 1837. Escribe en distintos periódicos sus artículos, generalmente críticos, acerca de la sociedad y las costumbres de los españoles, incluyendo siempre que le era posible críticas al sistema político, aguzando el ingenio para eludir la censura. A partir de 1834 utilizaría su célebre seudónimo de Fígaro.Su escritura tenía un estilo propio, satírico, elegante, ágil. Recordemos sus artículos en El Pobrecito hablador, La Revista española, El Observador, El Mundo, El Redactor general, etc. Por desgracia su periodismo de opinión fue tan genial como breve pues el 13 de febrero de 1837 decidió quitarse la vida, con tan solo 38 años.Durante el sexenio revolucionario y la I República (1868-1874) se recupera la total libertad de prensa. Al igual que había sucedido en 1808, se produce una auténtica explosión de periódicos de todas las tendencias políticas: carlistas, alfonsinos, radicales, progresistas, constitucionalistas, republicanos...
En el último tercio del siglo XIX la prensa española experimenta un cambio trascendental: nace el periodismo informativo y se acaba el predominio existente desde el siglo XVIII de la prensa de opinión. Es el preludio de los periódicos actuales. Los periódicos de partido fueron desplazados por los de empresa o prensa industrial. Se empezó a buscar la rentabilidad económica y se alcanzaron tiradas importantes, consiguiendo ingresos con la venta de los ejemplares y con la publicidad. Los primeros periódicos de estas características fueron Las Novedades, fundado por Ángel Fernández de los Ríos en 1850, que incluía esencialmente noticias divididas en secciones, y La Correspondencia de España que era una apuesta abiertamente informativa frente a la abundancia de periódicos políticos que en ese momento predominan en España. Comenzaba la "edad de oro del periodismo español". Surgen importantes periódicos como Las Provincias (Valencia, 1866), La Voz de Galicia (A Coruña, 1872), La Vanguardia (Barcelona, 1881), El Adelanto de Salamanca (1883); Heraldo de Aragón, etc. También aparecen revistas gráficas semanales con ilustraciones y fotografías, como La Ilustración española y americana, Blanco y Negro y Nuevo Mundo.En la década de los 80 hay que destacar a los dos únicos periódicos españoles que imprimían en rotativa con papel continuo: El Imparcial, fundado en 1867 por Eduardo Gasset, y que alcanzó tiradas de 140.000 ejemplares, y El Liberal, que nació en 1879 fruto de una escisión en la redacción del primero. Este último estaba dirigido por Miguel Moya, tenía edición en Madrid, Barcelona, Bilbao y Sevilla y una orientación política a la izquierda de su antecesor. La rotativa abarató los costes y permitió bajar el precio de venta del periódico aumentándose con ello el número de ventas totales por lo que también comienzan a utilizarse titulares más atractivos para captar a más lectores.En 1890 aparece el Heraldo de Madrid y en 1905 ABC, que surge como un diario novedoso por la abundante información gráfica y por el moderno formato. En 1906 El Liberal, El Imparcial y El Heraldo de Madrid se asocian para aumentar su dominio, aunque son acusados por sus competidores de trust monopolista, y en 1917 nace un periódico que causaría sensación por su calidad: El Sol. Tenía doce páginas (frente a las ocho de la mayor parte de sus competidores) con abundante información local, cultural e internacional, incluía también suplementos semanales. Su promotor fue Nicolás María de Urgoiti. El filósofo José Ortega y Gasset escribía casi a diario en sus páginas y era su auténtica referencia intelectual. Otros periódicos importantes de esos años fueron: El Debate, La Voz, La Libertad e Informaciones.En 1923 llegó la dictadura de Primo de Rivera, gran retroceso para la prensa al establecer la censura previa y, en 1931, la II República, bien vista en principio (excepto por ABC, monárquico) y muy criticada después. Surge una dura prensa opositora tanto a la derecha como a la izquierda. Son tiempos de movilización política y, de nuevo, de periódicos de partido: carlistas, monárquicos, integristas, fascistas, anarquistas y comunistas. Todos de limitada difusión pero que acentuaban la inestabilidad del sistema político. En Cataluña y en el País Vasco surge una importante prensa nacionalista: Euskadi (Bilbao), El Día de San Sebastián, L`Opinió, L` Humanitat, etc.

La prensa en la nueva "sociedad de masas"En los últimos años del siglo XIX y primeros del XX, surge en EE.UU y algunos países de Europa una nueva generación de periódicos el llamado new journalisme o nuevo periodismo, cuyo ejemplo paradigmático fue The World, de Pulitzer. Son los primeros periódicos de masas. Aumentan espectacularmente sus tirada, incluyen muchas páginas de publicidad, se establecen en grandes edificios y obtienen unos beneficios insospechados hasta entonces. Cualitativamente estos periódicos abandonan las viejas fórmulas y se atribuyen nuevas funciones en la sociedad del siglo XX. Se convierten en bienes de uso y consumo. Se venden a bajo precio y ofrecen a sus lectores un producto atractivo y bien acabado. Su presencia reiterada en la sociedad los convierte en instrumentos de gran influencia. Ese exceso de poder les va a permitir provocar manipulaciones de todo tipo. Surge en este contexto la prensa amarilla, cuyo máximo representante fue Hearst, con su diario The New York Journal., Esta fórmula acabó fracasando, sin embargo muchos de sus aspectos formales y de contenido han llegado hasta los medios impresos de nuestros días. Los grandes beneficios económicos que obtuvieron estos primeros periódicos de masas los convirtieron en eje de poderosos monopolios informativos (Pulitzer, Hearst, RCA, CBS)Como reacción al amarillismo surgieron también en esta misma época periódicos de élite de información general cuyo modelo fue el New York Time, diario que creó un nuevo modo de hacer periodismo, basado en la documentación exhaustiva y el análisis de los hechos. A este modelo responden también Le Figaro en Francia, el Frankfurter Zeitung en Alemania, Il Corriere de la Sera en Italia y El Imparcial y El Liberal en España.

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